Mi primer contacto con un seguro de salud privado fue hace ya más de diez años, cuando, tras media vida corriendo, decidí federarme y conocer el mundo de la competición. Desde entonces, miles de kilómetros en mis piernas, cientos de carreras y alguna que otra medalla, se podría decir que mi experiencia es amplia.
El seguro de salud que me proporcionaba mi equipo fue fundamental todos estos años. Ya que las lesiones me acompañaron en el camino, pero no el desaliento o la desesperanza. Este positivismo fue gracias a la gran asistencia que recibí por parte de este equipo sanitario. Para mí, este apoyo y constancia suponen las principales ventajas de un seguro de salud.
Ahora, alejado del mundo de la competición y ligado al deporte por ocio, hay cosas que mantengo. La primera, mi pasión por la carrera, la adrenalina. Dos, todas las personas que me acompañaron. Y, por último, la seguridad de estar cubierto en salud, literalmente. Y es que, a pesar de dejar de ser federado, no deje de estar asegurado
de forma privada.
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