¿Por qué sube mi seguro si no he tenido siniestros?

El seguro no es una factura de servicios prestados

Cada año, muchas personas se sorprenden cuando reciben la renovación de su seguro y ven que la prima ha subido.
La frase estrella es: “Pero si no he dado partes…”.
Y lo entiendo, pero es hora de aclararlo: el seguro no funciona así.

El seguro no es una factura por servicios usados, sino un contrato de protección ante riesgos futuros. Tú no pagas por lo que ya ha ocurrido, pagas por lo que podría pasar. Es un sistema basado en previsión, compromiso y solvencia técnica.

¿Cómo se calcula la prima del seguro?

La prima de un seguro se calcula teniendo en cuenta:

  • La proyección de costes de los servicios cubiertos (hospitalización, reparaciones, reposición de materiales, etc.)
  • La siniestralidad prevista, no solo la individual, sino la del conjunto asegurado.
  • La evolución del mercado y el coste de la vida.
  • Los recargos de seguridad, provisiones técnicas y programas de reaseguro para poder responder en escenarios adversos.

Por tanto, aunque no hayas usado tu seguro, si el coste de operar en un hospital, reparar un vehículo o reponer una cruz de farmacia ha subido, la prima también se ajusta.
Y sí: en 2025, esos costes han subido frente a 2024. Muchísimo más frente a 1994.

Entonces, ¿me penalizan por no dar partes?

No. Esa es una visión romántica pero equivocada.
El seguro no premia ni castiga según “lo que has usado”.
La prima no sube solo porque hayas sido “mal cliente”, sino porque además el entorno cambia y hay que garantizar que, si te pasa algo, la compañía pueda responder.

Hablar de subidas de prima exclusivamente como si fueran un castigo es confundir el sistema.
Y, peor aún, pensar que si una aseguradora paga una indemnización, está teniendo pérdidas, es no entender la base del sector: cumplir compromisos es precisamente su función.

¿Y qué pasa con eventos como el apagón eléctrico?

Esta semana se habla de que el apagón generará hasta 300 millones en indemnizaciones.
Y los titulares ya insinúan “pérdidas”.
Pero no. Esto no son pérdidas, son compromisos cumplidos. Y en los casos en los que la póliza se cumplan los requisitos y la cobertura esté amparada, el seguro responderá.
La función del seguro es esa: estar cuando toca.

A pesar de la incertidumbre en la que vivimos, las aseguradoras están preparadas para responder a eventos así. No trabajan a ciegas. Cuentan con estadísticas, recargos, provisiones por desviación y reaseguros precisamente para no tambalearse cuando algo ocurre.

El seguro es una red. No un producto bajo demanda.

Seguir explicando que el seguro no es un producto bajo demanda, sino un sistema basado en la gestión del riesgo, debería ser innecesario… pero lo seguimos haciendo, porque el desconocimiento es generalizado.

Romántico es pensar que si no lo usas, te lo devuelven.
Realista es entender que pagas para que, cuando toque, te salve.

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